La mañana del día de su boda, Elisa, de quince años, se esfuerza por ensayar el fragmento de violín que tiene que tocar para la ocasión. Pero una pena doble la oprime: el hombre con el que debe casarse es un desconocido, y su abuela, que era su maestra de música, y también su única aliada, acaba de fallecer. Para hallar un poco de consuelo, la muchacha acude a la habitación de la difunta, en donde cuelga un enorme retrato suyo. Allí descubre un joyero que nunca se ha atrevido a abrir. Tras levantar la tapa, Elisa queda hechizada por una melodía que la transporta a un laberinto del que no puede escapar.
¿Logrará liberarse de su destino?
«La noche había estado plagada de pesadillas. Mientras el velo oscuro abandonaba la morada familiar, ella se había levantado y se había obstinado en tocar aquella melodía que sonaba tan mal.
Al lanzar el instrumento sobre la cama se le escapó una lágrima.»