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La magia de Renata: sus libros cumplen treinta años y ella sigue teniendo cinco

Estamos en 2022. Eso quiere decir que Renata, la niña que toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera…, cumple treinta añazos.

Retana. Ramón García
Literatura 19 Abril 2022

Los libros escritos por Ramón García Domínguez e ilustrados por Javier Zabala siguen despertando las sonrisas de niños y mayores. Porque Renata es una niña y es, al mismo tiempo, todos los niños. Incluso el que las personas adultas guardamos en nuestro interior.

Para celebrar el aniversario de Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera, el primer libro de la protagonista, conversamos con su autor y su ilustrador.

Ramón, han pasado treinta años desde que creaste a tu personaje Renata. ¿Cómo te la imaginas ahora, con treinta años cumplidos en 2022?
Pues sí, treinta años acaba de cumplir la buena de Renata, treinta años desde que apareció el primer título protagonizado por ella, en 1992. Con él tuve la suerte de ganar el Premio Ala Delta, de la editorial Edelvives. ¿Que cómo me la imagino ahora? ¡Pues como su mamá Maribel al final de Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera, columpiándose a todo meter en el parque cercano a su casa! Así me la imagino. O sea, que no ha cambiado demasiado, ¡o nada! Renata sigue siendo la gran reivindicadora del juego de los niños. Renata, con diez o con treinta años, tanto da, sigue reclamando a los mayores tiempo para jugar. No tanto juguetes, sino tiempo para inventarse sus propios juegos y juguetes.

¿Cómo te nació la idea de crear a Renata?
Pues porque me di cuenta de que los niños de hoy «tocan el piano, estudian inglés y etcétera, etcétera», pero apenas si les queda tiempo para jugar. ¡Para JU-GAR! Que es la gran ocupación y aprendizaje de la infancia. Y cuando digo jugar, me refiero a jugar al aire libre, en el campo, en los parques, manchándose a ciencia y conciencia si es preciso. Por algo titulé la segunda entrega de mi saga Renata juega al príngate..., es decir a mancharse y embarrarse, como hace toda la pandilla en el pueblo del abuelo Quintín —al que llaman Quintón por lo grande y corpulento que es, y Quintín suena a chiquitín—. 

En tus libros aparecen diferentes facetas de Renata, desde la alocada e imaginativa hasta la solidaria. Y siempre con un gran sentido del humor, factor omnipresente. ¿Por qué esa diversidad de facetas?
Porque los niños son variopintos, impredecibles e imprevisibles. Son espontáneos, dicho bien y pronto. Y mis niños —mis niñas y niños literarios—, además, son inconformistas y respondones. Quiero decir que cuestionan las actitudes y opiniones de los mayores. El «porque sí» como respuesta no les vale.

Después de treinta años, ¿por qué crees que Renata sigue conectando con los lectores y lectoras de hoy?
Porque a lo mejor los niños son lo único auténtico y perdurable que nos queda. Yo siempre digo que, si no hubiera niños en el mundo, habría que cerrar el mundo.

Ramón García.  Autor de Renata

Ramón García Domínguez nació en Barcelona. Periodista de formación, fue redactor jefe del Diario Regional en Valladolid y ha colaborado en distintas publicaciones. Fue uno de los amigos más cercanos del escritor Miguel Delibes y ha sido su biógrafo.
Como escritor ha publicado gran número de obras, por un lado, de literatura infantil y juvenil y, por otro, sobre la vida de Delibes. A lo largo de su carrera ha ganado distintos premios. Con Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera consiguió el Premio Ala Delta en 1992.

¿Guardas algún recuerdo especial de estos treinta años con Renata?
¡Uf, muchos! Sobre todo, mis charlas con los niños y niñas en los colegios. Ah, espera, acabo de recordar un momento muy especial para mí: cuando el escritor y amigo Miguel Delibes acudió, espontáneamente y sin aviso previo, a la entrega de mi Premio Ala Delta.

Miguel Delibes con Ramón García

Miguel Delibes con Ramón García y dos directivos de Edelvives.

Ramón García.  Autor de Renata. 2

Ramón García en la entrega del Premio Ala Delta.

Dejamos a Ramón rememorando ese momento, que debió de ser, en verdad, muy especial y charlamos ahora con Javier Zabala, un ilustrador que ha conocido, desde aquel 1992, una larga y fructífera trayectoria

Javier, ¿qué recuerdas del proceso creativo para ilustrar Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera?
A pesar de que fue hace muchos años, lo recuerdo bastante bien, porque fue uno de mis primeros libros, que además había ganado el Premio Ala Delta. Por otra parte, tenía una fecha de entrega muy concreta y un plazo bastante apretado porque el libro debía presentarse en la fiesta de entrega de los premios. Al final, todo salió bien.

¿Cuál de los libros de Renata le resultó más divertido de ilustrar? ¿Por qué?
Yo creo que Renata Alucinata porque, como es un libro de «miedo» (aunque en realidad es muy divertido), esto me permitió usar los negros incluso en la cubierta y eso me parecía entonces una transgresión interesante, porque el color negro, en la práctica, estaba descartado para los libros infantiles.

¿Te parece que siguen vigentes las ilustraciones de los libros de Renata? ¿Cómo evolucionaron al tiempo que lo hacías tú?
Quizás las que más vigentes siguen son las ilustraciones de los últimos libros de la serie, que ya son más maduros estilísticamente, pero no diría lo mismo de los primeros. Treinta años son muchos y además eran mis comienzos como ilustrador profesional. Yo creo que desde entonces he evolucionado mucho y ahora mismo no sabría ya dibujar como en el primer libro.

Hay una anécdota interesante que tiene que ver con este tema y que ilustra cómo el mercado evoluciona a la vez que lo hacen las propuestas de los artistas. 

Fue en el segundo libro de la serie, El diario solidario de Renata. Propuse entonces para este libro una cubierta que se consideró demasiado atrevida o arriesgada (o quizá sencillamente demasiado moderna). El libro se publicó, entonces, con otra versión, también obra mía y quizá más sencilla para el público de entonces. 

Diez años después, encargaron al diseñador Manuel Estrada el rediseño gráfico de la colección y me pidieron una nueva versión de la cubierta. Entonces yo propuse la imagen que diez años antes se había considerado demasiado moderna y, en esta ocasión, nos pareció a todos absolutamente perfecta para el libro. Efectivamente, se usó y es la que sigue todavía hoy. El mercado también evoluciona, pero creo que los ilustradores tenemos la obligación de forzar un poco esta evolución.

Javier Zabala. Ilustrador

Javier Zabala estudió Ilustración y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Artes de Oviedo y en la Escuela Superior de Artes de Madrid, donde se trasladó en 1984. 

Desde entonces ha trabajado como ilustrador para revistas, publicidad, películas de animación y editoriales. En estas ha trabajado en algunas de las más importantes de Europa, Asia y América Latina. Ha ilustrado más de 80 libros de poesía y ficción.

Ilustró la cubierta, del Premio Ala Delta de 1992, Renata toca el piano, estudia inglés y etcétera, etcétera, etcétera.

¿Cuáles suelen ser tus fuentes de inspiración?
Primero, el propio texto. Después, casi todo lo que me sucede en la vida: los libros que leo, las películas que veo, el teatro, la ópera (y, en estos dos casos, la escenografía). También me influyen mucho los viajes, la gente que conozco y todo lo nuevo que voy aprendiendo. Y, por último, las pruebas y los errores, las experimentaciones y la libertad creativa que me permito (casi diría que me obligo) cuando trabajo en mis cuadernos de viajes o en mis bocetos. 

Creo que finalmente ahí, en esos cuadernos, es donde todo nace o, al menos, donde todo se unifica y va cobrando sentido.

¿Te gusta más ilustrar historias para el público infantil o para el adulto? ¿Se diferencia mucho su proceso creativo en uno y otro caso? ¿En qué?
Es distinto, esto no creo que podamos negarlo. Es verdad que ahora hay muchos libros que son válidos de 0 a 99 años, por lo tanto, para ambos tipos de público. Y es que yo creo que las personas han empezado a valorar la gran calidad y la profundidad plástica y narrativa que ya han alcanzado algunos libros ilustrados, especialmente los álbumes. Este tipo de libros —antes casi exclusivo del público infantil— ha logrado interesar también al público adulto. En este caso, yo creo que se ha elevado el nivel gráfico, literario y temático de la literatura ilustrada y los lectores más pequeños, sin duda, se han beneficiado de esta evolución.

Yo percibo la diferencia en los libros que se ilustran exclusivamente para personas adultas: especialmente, en la temática y en la manera de tratar las imágenes. Creo que, aunque la literatura infantil ha llegado a interesar al público adulto, todavía hay muchas publicaciones que son exclusivamente para la población adulta y su nivel es demasiado alto para los niños. Imagino que esto no cambiará. 

¡Y qué bueno es que una colección de libros esté treinta años en las estanterías! ¡Muchas felicidades a Renata y, por supuesto, a Ramón! ¡Felicidades también a ti, Javier!