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Aventuras en el mar y secretos en un bosque
Edelvives nos presenta dos nuevos títulos de la colección de Clásicos Ilustrados dirigida por el ilustrador Benjamin Lacombe. Dos maravillosas obras espléndidamente ilustradas.
Un joven héroe, un mapa secreto, piratas, un viaje a bordo de la Hispaniola, motines y venganzas son los ingredientes de La isla del tesoro. Por otro lado, en la espesura del bosque llega al mundo un corzo llamado Bambi con el que aprenderemos todos los misterios de la vida de los animales.
Estos nuevos títulos, uno ilustrado directamente por Benjamin Lacombe y otro ilustrado por Étienne Friess, nos vuelven a deleitar. Se trata, en apariencia, de dos novelas dispares, pero, si prestamos un poco de atención, descubriremos que ambas hablan del crecimiento personal de los protagonistas que aprenderán de las vicisitudes de la gran aventura que es la vida.
Robert L. Stevenson nació en 1850 en Edimburgo. Heredó su amor por el mar y los viajes de su abuelo y su padre, ya que ambos fueron constructores de faros. A los catorce años concibió su primer relato y, a partir de entonces, no dejó de escribir. Recorrió Europa y después Estados Unidos para reunirse con Fanny, la que sería su mujer. Desde San Francisco decidieron emprender un viaje a las islas del Pacífico sur para establecerse definitivamente en Samoa donde murió en 1894. Su vasta obra incluye crónicas de viajes, ensayos y novelas, entre ellas, de aventuras. La isla del tesoro fue publicada primero, por entregas, para una revista infantil y en 1883 como libro convirtiéndose en su primer gran éxito.
Jim Hawkins es el narrador y protagonista de esta historia ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII. Todo comienza un buen día con la llegada, a la posada Almirante Benbow, de un hombre corpulento y fornido con una cuchillada de sable que le cruzaba la mejilla. Pronto aparecen infames piratas y marineros pendencieros con los que nuestro joven se embarca hacia tierras exóticas.
Las páginas de La isla del tesoro están llenas de una fauna de lo más variopinta. El responsable es su ilustrador Étienne Friess que convierte a los protagonistas en animales humanizados. Jim es un impulsivo ratón; el doctor Livesey, un perro de raza inglesa; el capitán Smollet, una majestuosa ave marina; John Silver el Largo, un mustélido sagaz y testarudo; y Ben Gunn, un reptil de piel curtida. Además de ellos, imponentes búfalos, cocodrilos de colmillos afilados, mapaches de mirada esquiva o gorilas fumando pipa nos acompañan a lo largo de toda la narración, convirtiendo la clásica novela de piratas en una fábula teñida de humor.
Una lectura trepidante y muy, muy divertida. ¿No te gustaría acompañar a Jim en esta peligrosa aventura?
El olor a tierra húmeda, a rocío, a hierba y a madera mojada nos impregna nada más abrir Bambi. Una vida en el bosque. La novela fue escrita por el austriaco Felix Salten, seudónimo de Siegmund Salzmann. Aunque nació en Pest en 1869 pronto se marchó con su familia a Viena donde tuvo que dejar la escuela y empezar a trabajar. Sus aficiones artísticas le llevaron a formar parte del movimiento la «Joven Viena» y fue contratado como crítico para los periódicos más importantes. Al mismo tiempo, empezó a publicar guiones, historias cortas, novelas, libros de viajes y ensayos. En 1923 escribió esta obra, que alcanzaría un éxito arrollador cuando Disney la llevó al cine, y a continuación otras historias de animales. La entrada en Viena de los nazis unida a la muerte de su hijo y su esposa, le hicieron emigrar a Estados Unidos y posteriormente a Suiza donde murió en 1945.
Entre avellanos, cornejos, endrinos y saúcos jóvenes, la madre cuida de Bambi para que vaya acostumbrándose a las voces de las oropéndolas y las torcaces y a los silbidos de los mirlos y los pinzones que resuenan con alegría. Todo es novedad y aventura para el pequeño y la curiosidad le lleva fuera de su refugio. En uno de sus paseos descubrirá la claridad deslumbrante del prado donde puede saltar y correr y donde la hierba es alta y fresca. Pero también es un sitio peligroso porque en él está a la vista de los depredadores. Sobre todo, del peor de ellos, una criatura terrible, casi legendaria, capaz de sembrar la muerte. ¿Queréis saber quién es?
Benjamin Lacombe como ilustrador crea un bosque, a ratos inquietante y a ratos bucólico, donde se suceden los dibujos a carboncillo a doble página con los gouaches más minuciosos. Bambi y sus amigos Faline y Gobo, la tía Ena, su madre, el viejo príncipe, todos los personajes se dibujan entre una naturaleza impenetrable cuyas ramas hay que saber apartar para abrirse camino y sobrevivir.
Como en los mapas del tesoro, en nuestras vidas siempre hay cruces rojas que debemos descubrir y para ello tendremos que superar muchos obstáculos y aprender, en soledad, con el mismo tesón y valentía con que lo hace Bambi.
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