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Rosa Huertas homenajea a las mujeres de Galdós
Entrevistamos a la reconocida autora madrileña con motivo de la publicación en Edelvives de «La hija del escritor». En esta novela de aprendizaje, cobran especial relevancia los personajes femeninos imaginados por Galdós.
Rosa Huertas es una prolífica autora de literatura infantil y juvenil. Ha publicado más de quince libros, diez de ellos con Edelvives. Su obra ha sido galardonada con importantes premios, entre ellos el X Premio Alandar 2010 de Edelvives por Tuerto, maldito y enamorado, el Premio Hache de Literatura Juvenil 2011 por Mala luna o el Premio Azagal 2018 por Prisioneros de lo invisible.
Conversamos con ella sobre su última novela: La hija del escritor, narrada en primera persona por una chica de quince años. En su trama se infiltra, como un personaje en la sombra, Benito Pérez Galdós, el insigne autor de cuya muerte se cumplen ahora cien años.
Los padres de María, la protagonista de la novela, se acaban de separar, lo que contribuye a hacer aún más miserable la vida de esta adolescente retraída e irascible. Para colmo, la profesora de Literatura la empareja con el chico más friki del instituto para hacer un trabajo sobre Galdós. María aborrece la literatura debido a su mala relación con su padre, un escritor famoso en horas bajas. La profesora le propone que se enfoque en los personajes femeninos de Galdós, lo que suscita su interés. Su compañero, Jorge, se centrará en los lugares de Madrid relacionados con la vida y la obra del gran escritor canario afincado en la capital.
La hija del escritor está narrada por María, una chica de quince años que atraviesa una situación personal difícil. ¿Por qué te pareció interesante para conducir la historia?
Quería profundizar en un personaje con timidez casi patológica, que se va enfrentando a sus miedos y que va evolucionando en esa edad tan compleja que es la adolescencia. Es algo que he ido observando en algunos de mis alumnos, he intentado reflejar sus comportamientos.
Nacida en Madrid, Rosa Huertas es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia. Además, es profesora de Lengua Castellana y Literatura en un instituto madrileño.
Una serie de cartas que llegan a manos de María te dan pie para comentar la situación de la mujer en los siglos XIX y XX. Es obvio que se ha avanzado enormemente en materia de igualdad, pero no lo suficiente. ¿Crees que los jóvenes son conscientes de ello?
Me interesa que conozcan ese pasado, de dónde venimos, qué situaciones han tenido que soportar las mujeres a lo largo de la historia y no hace tanto tiempo. Nuestras madres, abuelas y bisabuelas tendrían mucho que contar al respecto. Quizá algunos jóvenes sepan, hayan preguntado, pero supongo que no son del todo conscientes del alcance de la situación.
En esta novela, la vida y la obra de Galdós se entrelazan con las vivencias de los personajes. Precisamente, este año 2020 se conmemora el centenario de su fallecimiento. ¿Crees que es una figura suficientemente conocida y valorada?
Creo que casi todos los adultos que nos consideramos lectores nos hemos acercado a las novelas de Galdós. Ahora se trata de que los jóvenes lo conozcan y esta efeméride puede ser una buena ocasión. Se está hablando mucho de él este año.
¿Por qué te has apoyado en sus personajes femeninos para desarrollar tu novela?
Deseaba enlazar los personajes femeninos de las novelas galdosianas con la realidad que vivieron las mujeres del siglo XX, las antepasadas de la protagonista. Recorrer con ellas el largo camino hacia la igualdad.
En el texto abordas cuestiones como la invisibilidad de las mujeres en el arte y la literatura, el amor tóxico, el maltrato físico y psicológico o la libertad sexual. ¿Por qué te parece importante hablar de estos temas a los lectores jóvenes?
Están en el ambiente, en el día a día, en los medios de comunicación, en la calle y en las aulas. Empiezan a estar concienciados con el asunto, pero aún queda mucho por hacer. Es el momento de hablar de todo ello. Sobre todo para seguir avanzando y no dar ni un paso atrás.
Has escrito varios libros cuya trama gira alrededor de nombres ilustres de las letras españolas: Miguel Hernández en Mala luna, Federico García Lorca en ¿Qué sabes de Federico?, Lope de Vega en Tuerto, maldito y enamorado y ahora Pérez Galdós en La hija del escritor. ¿Es una manera de dar a conocer a los jóvenes la literatura española de una forma más accesible?
Soy profesora de Lengua y Literatura y mi vocación docente está presente en la mayoría de mis libros. No puedo evitarlo, deseo que disfruten con la lectura, que crezcan como lectores y que, además, aprendan.
Comenzaste a escribir literatura infantil y juvenil hace poco más de diez años. Con tu primer libro, Mala luna, publicado por Edelvives en 2009, recibiste el Premio Hache de Literatura Juvenil 2011, un galardón que otorgan los propios lectores jóvenes. ¿Qué supuso para ti?
Estos premios que conceden los propios lectores jóvenes son muy especiales. Sobre todo cuando tienes antes la posibilidad de compartir con ellos la experiencia lectora. Sientes que de verdad has llegado a ellos, les has tocado el alma. Es muy satisfactorio. Igual que los encuentros con lectores, siempre son gratificantes porque te expresan todo su afecto.
La mayoría de tus novelas se dirigen al público adolescente. Dada la buena acogida que reciben parece que has dado con las claves para captar y mantener su atención. ¿Cuáles crees que son las razones de tu éxito?
No lo sé, habría que preguntárselo a los lectores. Quizá sea la capacidad de reflejar el ambiente estudiantil que vivo cada día. Los adolescentes se pueden ver reflejados en los protagonistas de mis novelas, que viven en un ambiente muy parecido al suyo.
La ciudad de Madrid es protagonista en muchas de tus obras. En esta última, La hija del escritor, es parte fundamental de la trama. ¿Por qué la consideras un buen escenario para tus novelas?
Si hablamos de Galdós, Madrid es imprescindible. En mi caso, se trata además de la ciudad donde vivo, conozco bien sus calles y su pasado. Me resulta más fácil mover a mis personajes por lugares que conozco bien. Es un escenario plagado de historia.
No solo te dedicas a la escritura, también eres profesora de Lengua Castellana y Literatura en un instituto. Ambas ocupaciones son exigentes. ¿Cómo te organizas para desarrollarlas?
Intento compaginarlo como puedo. Yo solo escribo bien por las mañanas, con la luz del día, y en esos momentos estoy dando clase. Así que tengo que aprovechar las tardes primaverales, los fines de semana y, sobre todo, el verano que tiene muchas horas de luz. Durante los meses de julio y agosto me encierro a escribir y voy con mi ordenador y mi novela a todas partes. Más complicado me resulta hacer encuentros con los lectores, mi horario es el mismo que el de ellos y no puedo hacer todo lo que me gustaría.
¿Qué opinan tus propios alumnos sobre tu obra? ¿Te transmiten abiertamente sus impresiones o prefieren mantener un discreto silencio?
Para ellos, principalmente, soy la profe: quien les hace trabajar e imaginar, los examina, los evalúa… Me llevo bien con mis alumnos, saben que deseo que aprendan y me vuelco en ello. Pero es cierto que, cuando leen alguna de mis novelas, se crea un vínculo especial, tienen mucha curiosidad por todo el proceso creativo y me manifiestan sus impresiones, que suelen ser buenas. Y algunos de ellos aparecen en mis historias con sus mismos nombres o con otros camuflados. Incluso les he pedido que me regalasen sus propios recuerdos o sus gustos para algunos de mis personajes. Y eso les hace mucha ilusión… y a mí también.
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